LA GALENA

La Galena es un mineral compuesto de azufre y plomo  que se encuentra muy a menudo en compañía del oro en las minas de beta, es un indicio claro y una señal muy halagüeña  de que ese tramo de la mina tiene oro y aunque el oro no se ve directamente, la galena sí, entonces alimenta los sueños del minero. Así se llamaba mi yegua, La Galena, por esos días en que la adquirí estaba en uno de mis fallidos intentos por ser minero de beta,  entonces cuando oí el término me quedó claro que así bautizaría el animal.
Esta yegua llegó de Yolombó, un pequeño pueblo al nordeste de Antioquia donde Tomas Carrasquilla se inspiró para escribir la Márqueza de Yolombó, y por ser de allá la llamábamos simplemente así: La Yolombó. Inicialmente fue una compañía que tuve con un señor de Yolombó que la trajo para que la preñáramos,  pero finalmente la yegua no quedaba preñada y resolvimos venderla a un tercero y dividimos el dinero. Por cosas de los negocios y el destino esta yegua volvió a mis manos por que el señor que la compró vendió su finca y ya no la necesitaba, entonces para cuadrar una  comisión que me debía, me propuso que recibiera la yegua y así se hizo.
Entonces fue en este momento que resolví cambiarle el nombre por La Galena.
Sin yo ser un gran criador,  no me han faltado los caballos  y aparte de esto he manejado, curado, comercializado y tenido  muchos equinos, ya que han sido parte integral de mi vida desde niño, verlos en decenas de exposiciones, montarlos en muchas cabalgatas y paseos, o negociarlos en las subastas públicas o en mi actividad comercial ha sido una dicha para mi. Los caballos han sido parte de mi vida y me han dado muchas satisfacciones; como la alegría de montar con mis hijos, de venderlos a buen precio,  de disfrutar enormemente al verlos comer o al bañarlos y también estudiar su anatomía y su comportamiento para mi a sido una dicha. También de ellos he recibido golpes y desengaños, por ejemplo uno de ellos me arrancó los dedos cuando apenas teñía trece años y otro me estalló el bazo de una patada cuando cumplía los cuarenta. De mis parrandas a caballo hay capítulos muy duros y lamentables y también alegres y llenos de gozo, asociados  a borracheras, mujeres, drogas, alegrías, buenos y malos negocios y una gran cantidad de anécdotas desde la vez que amarré una yegua en una ventana del municipio de Prado, mientras me tomaba unos tragos y que arrancó la ventana y la arrastró por varias calles; o la vez que me partí el coxis en una particular caída, bajándome de una yegua borracho, hasta la vez que me llevé un puesto de empanadas. Otra noche dejé mi pobre yegua amarrada en una cantina y me fui a dormir muy orondo, hasta que las dos de la mañana, "Ponedora" un personaje de la Estrella Ant. mas atolondrado que el que escribe, providencialmente la llevo a la pesebrera de mi amigo Honofre, según me contaron al otro día. Pero retomemos de nuevo a La Galena, por que mi gozo y mis penas con los caballos merecen capítulo aparte.
La Galena era una yegua baya cerrada, de cabos oscuros,  de un color simple y poco apetecido, escasa de crin, de talla media y de pocas carnes, nunca la vi gorda, gorda como quisiera haberla visto no, a pesar de que tuvo épocas de sobre alimentación, era una yegua como decimos en el medio: dura de engordar, cualquier mujer hubiera querido ser esta yegua en el sentido de comer y comer y no engordar; pero no era flacuchenta, no, era mantenida y se veía bien de carnes. Era la yegua más noble y mansa que he conocido en mi vida, de las mías y las ajenas; se dejaba subir, bajar y montar  por y en el anca, se montaba a cualquier camión o trailer sin poner resistencia, se dejaba inyectar sin inmutarse, la cogía en el potrero cualquier niño, dejaba pasar a cualquiera entre sus patas traseras, mis hijos Jaime y Luisa lo hicieron muchas veces, esta yegua era pura nobleza y aceptación, al punto de quedarse quieta en medio potrero si la dejaban con el cabestro puesto, como acto de sumisión, llegué a pasarle una sonda naso-gástrica sin que ella ni siquiera moviera su cabeza; estas sondas son mangueras de media pulgada que se usan en Veterinaria para pasar líquidos hasta el estómago en casos de cólicos u otros males, entonces se pasa por la nariz y recorre las fosas nasales y todo el esófago hasta llegar al estómago; el malestar es horrible, la gran mayoría de caballos hay que amarrarlos muy bien e inclusive ponerles acial o tranquilizarlos para hacerles este procedimiento, a mi me la han pasado varias veces y uno siente que le van a sacar el alma, la Galena ni se movía; esperaba paciente y solo sus ojos expresaban su dolor. Le costaba quedar embarazada, varias veces la programé para preñarla con caballos buenos y de pista, la trataba con las mejores hormonas,  la inseminaba y nada, no quedaba preñada, le puse varios caballos reconocidos de la zona por inseminación y por monta natural y nada, y aunque era muy exacta con su periodo no se preñaba, le hice varias ecografias para encontrar su problema pero no mostraba ninguna alteración, la hice lavados uterinos y nuevamente le ponía otro reproductor, pero a los 20 días sin falta entraba nuevamente en celo, le inyectaba multi vitamínicos y a la hora del servicio le inyectaba hormonas para inducir la ovulación y la servía nuevamente, pero a los 20 días pasaba lo mismo, repetía el celo. La Galena tuvo más amantes que Amparo Grisales, se recorrió unos seis caballos por monta natural y otros cuatro o cinco por inseminación artificial. Algún amigo me recomendó que le pusiera un burro y así lo hice; en el siguiente celo la llevé a un burro de mi compadre KY, pero me sorprendió por el rechazo tan grande que manifestó, le tiraba patadas y mordiscos al burro, ponía  sus orejas para atrás y lo miraba con una rabia y un fastidio enormes, su dulzura y mansedumbre se derrumbaron cuando ese burro con su enorme tranca trataba de montarla, nunca supe si era miedo por la proporción de la daga o por que lo veía muy orejón y bulloso, la verdad es que ese burro la violó, y la violó con nuestra ayuda por que la amarramos fuertemente, le pusimos acial y el burro finalmente la sirvió. Llegamos a pensar que ese día no estaba en celo, pero la palpé y aun no ovulaba, y para ratificar el hecho sacamos un reproductor muy bueno que tenía mi compadre, que ya la había servido fallidamente otras veces y a La Galena le encantó, por que cuando le arrimamos el caballo y éste le relinchaba ansioso a su lado,  la yegua abrió sus patas y empezó a orinar como signo evidente de su celo, entonces dijo mi compadre con tono malicioso: "a esta hijueputa lo que pasa es que no le gustan los burros", y es verdad, hay yeguas que rechazan los burros, así estén tan bien dotados, para muchas el tamaño no importa. En La Galena salí de paseo varias veces con mis hijos Jaime y Luisa, naturalmente yo montaba la galena, Luisa Maria en su yegua blanca Princesa (qepd) que le compré a Don Ramiro Calle y que le esperamos ansiosamente una potranca para reemplazarla por que la compramos un poco mayor, pero nunca lo permitió, tuvo cinco partos y todos fueron machos. Jaime iba montado en La Juanita, una yegua muy mansa hija de La Favorita,  una trochadora muy buena que recordamos por que fue la que se le desbocó a Luisa Maria y casí la mata y que terminó su vida por que le dio un cáncer en el colon y Andresito un amigo la sacrificó por petición nuestra por que yo no fui capaz. Cuando se sacrificó esta yegua, estaba parida de la Juanita que apenas tenía cuatro meses,  entonces la criamos con leche y le dimos mucho cariño, por esto era muy mansa y tolerante, pero a la vez se formó como una yegua briosa y resistente pues tenía buena raza. Era la ideal para un niño inquieto como Jaime, que la galopaba y se le subía por detrás. Uummm era mas necio¡. En esas tres yeguas nos hicimos varios paseos por los montes y potreros detrás de nuestra casa La Luisita, llevábamos fiambres y nos bañábamos en represas y en charcos, recuerdo mucho el Charco "La Salvadora" que bautizó así Jaime y en el que nos clavábamos muchas de veces y pasamos tardes y experiencias deliciosas. La Galena era una yegua muy briosa, su pasividad y mansedumbre cuando estaba sin ensillar contrastaban con la transformación que sufría cuando se ensillaba, parecía que la conectaran a la electricidad. Era rápida y pendiente de cualquier señal del que la montaba, al punto de que si usted la volteaba para un lado, tenía que voltear a la par con ella y sino lo sacaba, por que ella cumplía la orden con mucha rapidez, era una yegua muy bien arrendada, y no jalaba mucho pero sí había que llevarla con firmeza y sin hacerle mucho ruido por que por cualquier grito o chupeteo ella se lo atribuía como una señal para que  se afanara y había que tenerse bien. Era de esas yeguas de las que se decía: "había que escupir en la mano" por lo vaporosa. Era muy resistente y salí de parranda en ella varias veces a Caucasia y a Montelibano, aunque le tocaba suave por que yo en esta época no bebía como antes, y no pasaba de diez o doce cervezas, entonces era prudente con la yegua y no la subía por aceras, ni montaba al anca muchachas de poca conducta como si lo hacía años atrás. En una época de verano en que estaba con poco pasto en La Luisita, resolví llevarme a La Galena para Las Damas, una finca a la que le presté asesoría por 18 años y donde me daban ese permiso. Allá la llevé en el trailer cuando fui a una palpación y la dejé en compañía de otros caballos en unos bajos de pastos muy suculentos. La próxima palpación la tuvimos como a los cuatro meses, entonces llegué a las damas y antes de empezar el trabajo pregunté por la yegua y me dijeron que la habían subido a la pesebrera para que yo la viera. Cuando fui a verla estaba preciosa, inclusive gorda como nunca antes, a pesar de que en La Luisita comía concentrado, sal, melaza y hasta ensilaje para vacas, nunca la vi así de gorda. Que belleza¡ entonces me dijo el administrador de la finca, Nelson Giraldo, un bonachón de 130 kilos y amante patológico de los caballos, en su acento de costeño muy "golpiao" "esa yegua está preñaa" y yo pensé en mis adentros uumm oiga a este...está más perdido que el hijo de Limber. Pero de todas maneras organice la yegua y la palpé, y que sorpresa¡  tenía casi cuatro meses de embarazo. Sentí entre alegría por que por fin se preñó mi yegua y tristeza por que el padre de la cría era un táparo grande y cabezón que tenían allá para sacar vulgares caballos de trabajo, lo había visto en varias ocasiones y recomendé que lo cambiaran por que las crías que iba a dar no servirían de mucho, les dije. Esa tarde después de la palpación lo miré y me miró cuando pasamos a caballo por el potrero donde estaba el muérgano que me preñó mi yegua, me dio la impresión que al mirarme me decía: recomendaste que me sacaran,  ahí preñé la tuya hp¡. La yegua parió un potro hermoso, grande como su papá pero de cabeza pequeña y cari descarnado como la mamá, además rápido y brioso, y adornado con la cola al punto de que me decían que si se la había picado, pero no, era natural;' me gustó el potro. Ese potro se lo regalé a mi hija Luisa,  que lo puso Harry en homenaje a un integrante del grupo One Direction. Por estos días de octubre del 2015 lo voy a empezar a amansar para luego llevarlo a un buen montador, y que Luisa quede con un buen caballo. Después de esto salió a varias cabalgatas montada por la señora de Nelson que le encantaba montar en ella por mansa, por briosa y por lo resistente. Luego llevé nuevamente La Galena y su potro Harry a La Luisita,  allí la serví de un burro que tenía y esta vez lo recibió con menos rechazo, la dejé palpada y preñada de tres meses luego, la llevé para la finca de mi amigo Javier Henao, pero allá nunca parió, al parecer abortó. Cuando regresé a La Luisita, feliz y después de esos meses de dudas, viajes y dificultades estuve en la finca de mi amigo Henao y palpé la yegua vacía, ya el potro estaba destetado aunque apegado a la Galena a pesar de que no le permitió mamar sino hasta los siete meses. y pensé, en estos días la llevo a la Luisita y la insemino de un buen caballo, la dejé donde Henao como seis meses mas y luego me traje la yegua que por cierto se veía muy barrigona, ese día que llegó se la regalé a Lusia y la aprendió a montar practicando en el patio de la casa y se veía preciosa y segura mi niña en ella, nunca antes la había montado por que la Galena a pesar de ser muy mansa había que saber manejarla y Luisa estaba entonces muy pequeña, el que mas la montaba era Jaime ese sí  desde muy pequeño la manejaba a su antojo. La palpé para programarla para  una inseminación de un buen caballo, pero nada, no se pudo por que estaba preñada, sí, indagamos y estaba en compañía de un caballito alazán que mi amigo Javier Henao tenía en la finca, un plebeyito paso fino. Y pensé,  a esta Galena le gustaba embarazarse solo de taparos, que pereza. Pero bueno,  ya que se hacía, inducir el aborto en una yegua es llevarla muy probablemente a la esterilidad. La cosita esta nació el 29 de junio del 2015 fue una potranca,  nació simple, del mismo bayo de la mamá, pero briosa como la mamá y adornada de cola, Luisa Maria la bautizó Tormenta y la verdad le hace honor al nombre por que es rápida, briosa y de mal carácter. Este martes tres de noviembre/15 la galena tenía unos signos de cólico severos, la palpé y le encontré mucho gas en los intestinos, la vejiga pletórica y el pulso elevado, estaba muy sudorosa, respiraba fuerte y abdominalmente, daba manotazos y estaba pelada en  las ancas y en la cabeza de revolcarse en el suelo. Además tenía la mirada del dolor profundo que identifico en los caballos con cólico. De inmediato la inyecté con analgésicos, le pasé la sonda nasogástrica para llevar a su estómago bicarbonato de sodio y aceite mineral, la hidraté, le hice terapia neural para estos casos y hasta recé. Tormenta la hija como no la traje del potrero relinchaba constantemente y como que preocupaba más a la yegua, fallé dejándola en el potrero, pero es que en el momento que la traje del potrero estaba solo y no pude separar un mulo y a un burrito que tengo por estos días y que también querían venir con la potranca, por que ambos adoptaron a la Galena como madre o sea que no era una hija eran tres. La caminé de un lado al otro con la ayuda de Jaime para así evitar que se golpeara y a la vez para que los líquidos que se pasaron le hicieran el efecto, pero no había movimiento intestinales, se veía un poco timpanizada (llena de gas) y cada vez más deprimida, bajó su temperatura corporal y me preocupé, es que el cólico es fatal para los caballos, pero en especial le tengo miedo a los cólicos de un equino de potrero que es poco común, la cascada de cólicos se dan en los caballos que permanecen en las pesebreras,  por razones obvias, pero cuando a un caballo de potrero le da un cólico tan severo como este, son graves de verdad¡
Llevé la yegua para el potrero con un caminar lento y como desinteresada por su entorno. La dejé en el potrero y de una vez se puso la potranca a mamarle y me dije: ahí están pintados los hijos...al día siguiente muy temprano fui a ver la yegua y estaba echada y peor, le inyecté mas analgésicos y la hidraté, revisé su entorno y su tren posterior a ver si había defecado, pero nada, ni rastros, estaba mas timpanizada, deprimida y sin movimientos intestinales, la palpé rectal mente y los intestinos estaban mas llenos de gas . En ese momento se encharcaron mis ojos y comprendí que habíamos perdido esta batalla.
Fui a hacer unas vueltas y cuando volví la encontré muerta y rodeada de su hija y de sus adoptados, que no se separaban para nada de ella, con la ayuda de Jaime los saqué a los tres para otro potrero y evitar ese cuadro tan lamentable. Pero a los cinco minutos ya se habían pasado para estar al lado del cadaver sin importarles la cerca eléctrica que los contenía. En ese momento recordé, cuando apenas me iniciaba en estas labores, que le pregunté a un trabajador cuando una vaca murió en Uraba y su cría no se separaba de su madre muerta, Amigo cómo separamos la ternerita de la vaca? y me dijo: lo único que la hace retirar es el olor.
Esa noche lloré silenciosamente la partida de La Galena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario